Hace unos días un amigo me dijo, “necesito dos cerebros para enterarme de todo lo que pasa en Google”.
- ¿Pero lo entiendes? - le pregunté, humanizando un poco el término
- ¡Ah! Para eso necesito otro.
Desde ese día no dejé de pensar en cómo podía ayudar a mis colegas. Estos amigos, a quienes con todo respeto ubicaré en la categoría Homo Sapiens, usan el ordenador para muchas cosas sin darse cuenta de las increíbles herramientas –muchas veces gratis- que nos brinda el mundo cibernauta. Sus actividades comunes no son otras que Chatear, enviar correos, subir fotos, escuchar música, jugar lo que sea, perder el tiempo con cualquier cosa, seguir su equipo favorito, ver el último video de la temporada, propagar un chisme, emprender averiguaciones secretas o hacer una llamada gratis. Hablo de actividades en las que de una u otra manera el equipo Google ha puesto sus neuronas.
No trabajo para ellos. Sin embargo, esto no me priva de estimular la inevitable transformación que con el permiso de Darwin, Wallace y Mendel llamaré Teoría de la Evolución Google, en otras palabras, de Homo Sapiens a Homo Google.
Bienvenida sea la crítica si me han llamado fanática pero aseguro que cuando vean todo lo que pueden hacer con todo lo que Google ofrece se acordarán de mi esta noche.
Que no los desanime la edad o el poco conocimiento en la materia porque con Google es fácil aprender.
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